El arte del henna es practicado desde hace más de 5000 años en la región de India, Pakistán, Nepal, algunos países asiáticos y africanos.
Mēhaṇdī es una forma de arte corporal y decoración temporal de la piel, en la que se crean diseños decorativos en el cuerpo (especialmente en manos y pies) utilizando una pasta creada a partir de las hojas secas en polvo de la planta de henna (Lawsonia inermis).
Mēhaṇdī deriva de la palabra sánscrita mēṇdhikā y su uso se describe en los primeros libros de rituales védicos. Hoy en día se utiliza en celebraciones religiosas, casamientos, rituales o simplemente de forma decorativa como cosmético de belleza.
Además la planta cuenta con muchas propiedades medicinales y curativas. Se dice que antiguamente en la regiones desérticas se utilizaba para ayudar a “enfriar” el cuerpo por la sensación de frescura que da su aplicación, proteger de quemaduras solares, como repelente y además alivia diferentes dolores o heridas por sus propiedades antisépticas y astringentes.
El henna natural tiene una textura suave, fluida, un aroma agradable y su coloración tiende a tonos rojizos y marrones. Una vez aplicado debe dejarse varias horas para que se vuelva más oscuro con el tiempo y dure más. No presenta ninguna contraindicación y la pasta se forma a partir del polvo de las hojas de la planta sumado a otros elementos naturales. La duración de estos es de 1 a 4 semanas.
A diferencia, el henna químico tiene una textura parecida a un gel, con un aroma no tan agradable y su color es negro. En este caso, una vez aplicado, en solo 15 minutos queda el diseño plasmado ya que el proceso de coloración es mucho más rápido por sus químicos y puede presentar contraindicaciones para quienes tengan alergias o pieles más sensibles.
Las mēhaṇdī siempre se hacen con la intención de atraer buena suerte, riqueza espiritual, material, y protección. Según la región varían los diseños, simbolismo e historias que cuentan a través de ellos, pero su finalidad e intención es la misma.
Modelo: Dipal Jaydipsinh